Esta es una película que tenía muchas ganas de ver y por fin pude verla hace poquito, por lo que la tengo fresquita.
Por lo general, en relación con las películas coreanas me suelen gustar aquellas que, como estas, relatan historias reales o cuentan una historia inventada pero con la base de una historia real. En este caso, el hecho real son los baby box o cajas de bebés que tienen muchas iglesias en Corea del Sur. La trama me ha parecido interesante, sin embargo, al principio me resultó un poco difícil meterme en la historia, pero pasados unos minutos fui entendiendo poco a poco.
Los personajes fueron los culpables de que esta película no la haya calificado con 10 estrellas ya que me resultó un poco incómodo (quizás por lo bien definidos que están). En la película, los personajes principales están cometiendo un delito, por lo que el espectador debería estar en contra de lo que están haciendo. Sin embargo, la profundidad que tienen los personajes hace que los puedas llegar a entender y “justificarlos” (aunque no existe justificación para lo que están haciendo).
Creo que la película tiene un buen ritmo y, a pesar de la complejidad de la historia y de los personajes, el tiempo se pasa rápido una vez que te metes en la historia. En relación con el final de la película, lo entendí y era el final obvio, pero si me dejó un deseo de que la historia hubiera terminado un poco diferente. Aun así es una película que recomiendo mucho para conocer partes de la cultura coreana que no es tan visible pero que existe como, por ejemplo, el abandono de bebés, el estigma de ser madre soltera o la necesidad de dinero.