Dos euros y un sueño. Spoiler: Sale bien.
Es una de esas historias que en un principio piensas: una más. Sabes que es un clásico y que te va a gustar, así que no vas con grandes expectativas. Eso ayuda a que todo mejor conforme van pasando los capítulos.
Es más que obvio que quien fuese que produjo esta película, lo hizo con un presupuesto limitado. Los escenarios no son bonitos, ni tiene paisajes abrumadores: son escenarios cotidianos y banales, lo que lo hace todo mucho mejor. Es como inmiscuirse en la vida real de los personajes, los cuales suben en ascensores llenos de gente, comen en restaurantes por los que parece que no ha pasado el tiempo y viven en monoambientes como cualquier otro treintañero en un país en el que trabajar cuarenta horas a la semana no te garantiza poder pagar una hipoteca. Y en ese mundo tan real, conocemos a dos personajes tan dispares y diferentes que se enamoran de una de las maneras más bonitas que he visto en un BL.
No necesitas besos, no necesitas palabras implícitas; son los gestos, las situaciones y los pensamientos del propio Kurosawa. La realización lenta pero segura de Adachi de sus sentimientos, esa progresión y esas escenas donde él asume ciertas cosas y el pensamiento de Kurosawa le hace saber lo contrario. Son las caricias, el entendimiento mutuo, el cariño, el cuidado con el que tratan los sentimientos del otro casi como si se fuesen a rompen... Todos y cada uno de los minutos viendo esta historia merecen la pena.
Es más que obvio que quien fuese que produjo esta película, lo hizo con un presupuesto limitado. Los escenarios no son bonitos, ni tiene paisajes abrumadores: son escenarios cotidianos y banales, lo que lo hace todo mucho mejor. Es como inmiscuirse en la vida real de los personajes, los cuales suben en ascensores llenos de gente, comen en restaurantes por los que parece que no ha pasado el tiempo y viven en monoambientes como cualquier otro treintañero en un país en el que trabajar cuarenta horas a la semana no te garantiza poder pagar una hipoteca. Y en ese mundo tan real, conocemos a dos personajes tan dispares y diferentes que se enamoran de una de las maneras más bonitas que he visto en un BL.
No necesitas besos, no necesitas palabras implícitas; son los gestos, las situaciones y los pensamientos del propio Kurosawa. La realización lenta pero segura de Adachi de sus sentimientos, esa progresión y esas escenas donde él asume ciertas cosas y el pensamiento de Kurosawa le hace saber lo contrario. Son las caricias, el entendimiento mutuo, el cariño, el cuidado con el que tratan los sentimientos del otro casi como si se fuesen a rompen... Todos y cada uno de los minutos viendo esta historia merecen la pena.
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