Drama político puro y duro.
Designated Survivor: 60 Days no es para todo público. Tiene una trama densa, asfixiante, cardíaca y pesada de digerir. Pero es una serie maravillosa. En occidente quizá la juzguemos con una mayor ferocidad, a las sombras del drama original estadounidense que Netflix aun exhibe con orgullo en su catálogo a pesar de su reciente cancelación.
Aun así, la diplomacia y los roces políticos internacionales a los pies del salvaje terrorismo siguen un mismo camino tanto a este lado del mundo como en la península coreana, sumida en una extraña tregua desde hace más de 60 años con su nación hermana.
El atentado al parlamento es solo el listón inaugural de una serie de acontecimientos que fluirán como un torrente sin posibilidad de freno durante los próximos 60 días (30, si nos ponemos muy estrictos). El drama en sí es un espiral de situaciones (cada una más grave que la otra) que parecen no tener fin. En este nivel de incertidumbre, bajo este panorama de histeria colectiva y misiles apuntando a un desastre nuclear, es donde un tímido Ministro del Medio Ambiente tiene que dejar de lado los microscopios, el laboratorio, los números y la ciencia misma, para ponerse al frente de una nación que no lo eligió jamás. El profesor Park Mu-jin es un experto en química, un genio de formulas y raciocinio, pero una completa mediocridad en cuanto a política se refiere. La honestidad, en un mundo de corrupción, está muy lejos de ser una virtud.
Quizá eso es lo que más peso tiene a lo largo de toda la serie: ver la evolución de un presidente forjado a la fuerza, por las circunstancias de un magnicidio, mientras intenta mantener a flote todos sus principios. En el proceso de hacer lo imposible le lloverán traiciones y consejos por igual. Pero la serie brilla por saber llevar todo de una manera astuta e inteligente, sin caer en las vueltas de guión inverosímiles y mal fundamentadas a favor de una subida de rating.
A la par del Presidente Park y su entrañable gabinete presidencial también está el pequeño grupo de la policía antiterrorista que lucha contra reloj para descubrir quién está detrás de aquel bosquejo tan mundano. La teniente Han y el misterio que envuelve todo lo relacionado con su prometido dan, por si mismo, para una serie aparte. Y sin embargo se agradece que hayan sabido hilvanar ambos escenarios sin parecer forzados.
¿Algo que pocos tolerarán, quizá? Es un drama 'largo'. Episodios que superan los 80 minutos (típico de tvN) no siempre se pueden ver en una sentada.
Recomendada totalmente para todo aquel que disfrute los dramas políticos e intensos. (Los dolores de cabeza están más que asegurados).
Aun así, la diplomacia y los roces políticos internacionales a los pies del salvaje terrorismo siguen un mismo camino tanto a este lado del mundo como en la península coreana, sumida en una extraña tregua desde hace más de 60 años con su nación hermana.
El atentado al parlamento es solo el listón inaugural de una serie de acontecimientos que fluirán como un torrente sin posibilidad de freno durante los próximos 60 días (30, si nos ponemos muy estrictos). El drama en sí es un espiral de situaciones (cada una más grave que la otra) que parecen no tener fin. En este nivel de incertidumbre, bajo este panorama de histeria colectiva y misiles apuntando a un desastre nuclear, es donde un tímido Ministro del Medio Ambiente tiene que dejar de lado los microscopios, el laboratorio, los números y la ciencia misma, para ponerse al frente de una nación que no lo eligió jamás. El profesor Park Mu-jin es un experto en química, un genio de formulas y raciocinio, pero una completa mediocridad en cuanto a política se refiere. La honestidad, en un mundo de corrupción, está muy lejos de ser una virtud.
Quizá eso es lo que más peso tiene a lo largo de toda la serie: ver la evolución de un presidente forjado a la fuerza, por las circunstancias de un magnicidio, mientras intenta mantener a flote todos sus principios. En el proceso de hacer lo imposible le lloverán traiciones y consejos por igual. Pero la serie brilla por saber llevar todo de una manera astuta e inteligente, sin caer en las vueltas de guión inverosímiles y mal fundamentadas a favor de una subida de rating.
A la par del Presidente Park y su entrañable gabinete presidencial también está el pequeño grupo de la policía antiterrorista que lucha contra reloj para descubrir quién está detrás de aquel bosquejo tan mundano. La teniente Han y el misterio que envuelve todo lo relacionado con su prometido dan, por si mismo, para una serie aparte. Y sin embargo se agradece que hayan sabido hilvanar ambos escenarios sin parecer forzados.
¿Algo que pocos tolerarán, quizá? Es un drama 'largo'. Episodios que superan los 80 minutos (típico de tvN) no siempre se pueden ver en una sentada.
Recomendada totalmente para todo aquel que disfrute los dramas políticos e intensos. (Los dolores de cabeza están más que asegurados).
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